Yo amo el cuerpo de la mujer
En la lucha con la manta dócil
Aun en el rechazo qué abandona el vuelo,
De la estrella en su brillantez,
Un instante agitada las alas del acto procesado,
…Yo amo su robusta creación…
Y me entrego bajo el crespón que circunda la noche
Del beso prolongado, e insistente en la boca o en el lecho.
De la estrecha prisión qué me embriaga,
Haciéndome desfallecer de ternura,
El cuerpo que amo es la esencia del alma
En la profanación purificante del poema,
Su cuerpo esta dotado de toda explicación
En la expresión perfecta,
Se manifiesta en el rostro también,
Y en las articulaciones de sus caderas,
En la actitud de la piel flexible
En cuyo taller oculta las perlas del poema,
Desfilan las actitudes variadas
Y perfectas de su naturaleza,
El rió del cuerpo despliega piernas, muslos, senos
Y su emblema diamantino,
Que guarda el alba de los versos.
Su limpia cualidad expresa,
Soy el amor en la resistencia,
Labrando los cabellos de la mujer.
En las más pura obediencia,
Me prolongo en el combate,
En ronco grito blasfema
Buscando reparación indispensable,
…Soy la furia en boca agonizante…
El fuego qué liberta se une en mundos de vida,
En su revelación crucifica el mito,
Reposando en el lecho lunar
Qué palidece en sus mudas,
Cuando aspiro el aliento
De un mar con aguas frescas,
Deslumbrando la luz matinal,
Que sumerge mi corazón amando,
El bosque feliz y deleitable de su centro,
Cruza mi cuerpo por la guerra
Despegándose de lo que antes era paz,
Fue sueño de lo que mi cuerpo encierra,
Hoy vive en la vaga sombra,
Allí esta la esperanza atroz
De nuestro premio constante,
De la lucha inexorable del tiempo,
Lo que el cuerpo atesora,
Riza sus lumbres deslumbrando
La copa que clava la estrella qué dora,
Ven amor, cercada estas en el fuego
Que en mi cuerpo más ardes,
Mis brazos son cadenas en las esencias de tus fuentes,
Para abrazar el cuerpo en las victorias que me envuelve,
En esos suspiros comprimidos
Que son juramentos,
Que alimentan salvajemente la esperanza,
En los gritos que golpean los ecos,
Y guardan los sentidos del cuerpo,
Si el cuerpo llora en las fuentes de la vida,
Y en la guerra del amor nunca vencido,
La lluvia llora en el agua que pace el amor perfecto,
Este es el don que cantan los cuerpos. al llanto que reclaman.
Y otra vez se prolonga en sello armado. al cuerpo combatiente
Prisionero de sus armas, embistiendo el amor en la dulce joya,
…Que honra sus firmezas…
Yo soy el esclavo de su cuerpo en el desdén de la serenidad,
Me embruja el fuego que mezcla latigazos
¿Y actúa mezclando sudor y aturdimientos?
¡Christopher YEXHUA¡¡
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