Joven libertad con el ansia venerable universal,
Inclino mi activa cabeza sobre el paso desembocado
A la respuesta incesante del latido,
Sobre el juego místico de las sombras,
Que se entrecruzan y se retuercen como si estuviesen animadas,
Por no perder contacto dejo a mis alas tomar vuelo
Para escalar los pies desnudos, bajo la aurora de tus lluvias.
Ay toco y retoco, siento, palpo su naturaleza musical
Sobre los campos recubiertos de rosales encendidos como rayos
El núcleo de la cadera el centro su origen, que empuñan las piernas
Verticales, aprisionando su reino el resplandor de hermosura vigorosa,
Es la exquisitez más apetecible que ningún otro paisaje,
Hago presente a sus olas del presente y del futuro,
Acepto todas las instrucciones para servirme de ellas,
Canto una reminiscencia al amor que desvela su alma de carne
La veo brillar en la oscuridad y me envuelve, me trasforma, me satura
Y me hechiza su emblema que flamea sobre todas las cosas,
Tu soberana bandera, la absorbo tan florida y cabal,
Con tus pliegues de reseda inmaculada,
Porque mi lengua se desliza del latir,
Cuando el perfume de este hermoso rosal se abre a mi fatiga,
Ay relucía la estrella con festones de alas
Al maravilloso canto, que arranca sus lagrimas
Su media luna rosada se desplaza incesante en el bello combate
En medio del estruendo, los gemidos estallan en agudas descargas
Agitándose el bello alarido de libertad, de valor y de vida expuesta,
La piel de su alma es la estrella del universo y de todas mis metáforas,
Se unen nuestros anhelos en la felicidad de las horas.
Y se derriten los minutos, se agotan ya no existe nada mas que agonía y placer,
Ay esta oscuridad me pone furioso, ebrio y hechizado ante su melodiosa pasión,
Voltee tu cielo sobre mi cuerpo, y estalle encadenada tu cintura a mi cuerpo,
Y se enrosque tu corazón herido, como un cometa perdido de flexible fibra,
Que blanquee tu cuerpo de plata, en palidez purificada con el elixir de la vida,
Belleza y vida intensamente protectora de un fruto comestible.
Vuela como una pluma, vuela entre los trinos de mis deseos.
Y pon eco a la lluvia, igual que a la luz los borbotones,
Ay amada son nuestras alas, que con el ciclo lunar aletean y se deslizan vibrando,
Y al fin plegadas al temblor que debatimos entre la tela sedosa.
Con majestuoso duelo a nuestra libertad venerable,
¡Christopher YEXHUA¡¡
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